lunes, 18 de junio de 2012

¿CUÁNTO CAMBIA CADA NOCHE?


Astronomía
EL OBSERVADOR DEL CIELO
Por Sergio Galarza
sergiogalarza62@gmail.com

Vimos que las estrellas son azules, blancas, amarillas y que las hay rojas como Antares, el corazón del Escorpión, a quien verás andando sobre ti bien alto en la noche. No lo confundas con una luz naranja, bonita asimismo, que se ubica tirando al norte. Este será Arcturus, el Guardián de Osos, nombre que se justifica en el hemisferio norte donde los antiguos veían la Osa mayor y la Osa menor rondando su polo.
Arcturus se ve en la misma época que Antares pero mientras este pertenece al signo Escorpio -y por tanto pasa por el cenit en nuestra latitud-, Arcturus se eleva apenas 40º del horizonte, nunca más que eso.
A propósito, hay una niña en Bigand llamada Elena, ella gusta de Arcturus y sabe que es el guardián de los osos; el otro día, mirando el cielo, me preguntó: “¿Profe, Arturus, también cuida a los pandas?” “Sí, Elena”, le dije, y quedé estupefacto. Nunca había pensado en eso y sabedor de que los Pandas están en extinción, mentí, pues quise que confiara en el futuro.
El hecho es que en junio vemos a Arcturus, Antares, Spica y a Rigil kent alta. En noviembre veremos otros soles porque los de hoy estarán debajo del horizonte.
Así es como vemos el cielo: hay estrellas de primavera-verano y de otoño-invierno.
Esto indica que el cielo cambia cada noche. Es decir, el sol retrocede cada mañana provocando el avance aparente de las constelaciones.
La rotación nos permite observar las estrellas que están detrás de la Tierra con respecto al sol. Sólo observamos el cielo hacia atrás, hacia la sombra de la Tierra, la noche. Pero nuestra nave viaja en órbita solar y avanza sobre ella cada día (avanza sobre la eclíptica). Así, cada noche es distinta porque la Tierra ha avanzado en la traslación.
¿Cuánto cambia cada noche?
Hagamos la cuenta, es muy sencilla (la astronomía es fácil, está al alcance de todos): decir un año es decir una vuelta, un círculo en el cielo. Todo círculo está dividido en 360º. Luego, para recorrerlo, empleamos 365 días. Así, 360º de cielo recorridos en 365 días, nos da: 360º/365= 0,98º, casi un grado por día.

Este es el secreto de la Astronomía y de toda ciencia: la regularidad en el cambio de los hechos.
Medimos la temperatura de los soles por el color de su luz; medimos su paso y posición mediante cuentas con ángulos obtenidos con palos y cuerdas que nosotros llamamos regla y compás. Midamos ahora la distancia a las estrellas comenzando con la distancia que nos separa del sol.
Todo triángulo guarda una relación entre sus ángulos y sus lados. Esta ciencia es la trigonometría y dice que: si trazo un triángulo, no importa cuál sea el largo de sus lados, siempre serán una proporción del ángulo que los une.
Tome una media de las puntas y estire los brazos, ellos formarán un triángulo y su pecho marcará el ángulo que los separa. Esta separación será proporcional al largo de la media. Tome una toalla y repita la operación: los brazos estarán más abiertos, el ángulo será mayor. Quien sepa esto no tendrá necesidad de medir la toalla para saber su largo, podría medir el ángulo que separa los brazos y el largo de uno de ellos. Esto es trigonometría.
Aristarco, hace milenios, midió la proporción de las distancias del sol y la luna. Supuso que, en determinado momento, Tierra, luna y sol formaban un triángulo rectángulo. ¿Cuándo? Cuando sólo se viera desde casa el cuarto exacto de la luna iluminado. En ese momento las distancias entre los tres astros pueden relacionarse mediante trigonometría. Así, con medir el ángulo que los rayos del sol formaran sobre la Tierra, tendríamos el ángulo que vincula a dos lados del triángulo: el lado Tierra-luna y el lado Tierra-sol. Aristarco calculó de este modo que el sol estaba 19 veces más lejos que la luna. Se equivocó, no pudo medir bien el momento en que la luna entrara en cuarto, pero el razonamiento es perfecto y hoy se hace la cuenta con precisión. El sol está en realidad 400 veces más lejos que la luna.
Al respecto de semejante hazaña, me dijo un amigo: “Los griegos vivían disfrutando, por eso pensaban tanto”. Yo creo que es al revés: porque pensaban tanto, sabían qué bueno es disfrutar la vida.

¡Mi auto refleja luz a 690 nano-metros!


¡Mi auto refleja luz a 690 nano-metros!
Un nano metro es una medida de distancia, equivale a la milmillonésima parte de un metro.

Las estrellas son la piedra filosofal, capaz de transmutar un metal en oro, milagro que impulsó a los alquimistas a trabajar durante años en su busca. Borges, escribió: “Suele estar muy cerca lo que buscamos”. Los pobres magos no dormían en su esfuerzo y en esas noches de fracaso tenían la respuesta sobre sus cabezas: las estrellas. Ellas generan la materia y al hacerlo irradian portentos de energía en forma de luz, calor y otras frecuencias del espectro electromagnético, tales como ondas de radio, ultravioleta, rayos x, y más.
Lamento usar palabras difíciles. El conocimiento no es fácil, nos pide aprender palabras extrañas. Podría ser peor, podría ser como en Chile, donde, además, debe pagarlo.

El espectro electromagnético (eem, en adelante) es un rango o abanico de frecuencias de onda mediante las cuales una modificación atómica se manifiesta a distancia. Parece difícil, no lo es tanto.
El espectro electromagnético es una variedad de olas que viajan por el Universo para avisarnos algo. ¿Qué cosa? Un cambio que ha ocurrido hace tiempo en algún pedacito (o en millones) de materia lejana.

Veamos una estufa eléctrica. En ella, la corriente eléctrica pasa por un alambre y modifica el estado de los átomos del cobre; estos reaccionan enviando avisos (ondas eem) que informan a nuestros átomos de la piel: nuestro cerebro le interpreta como calor.
En las estrellas sucede eso y más. La luz es una onda eem que incluye diversas frecuencias. Una frecuencia es una cantidad de sucesos en el tiempo. Por ejemplo: me baño todos los días, es decir, me baño con una frecuencia diaria.

La frecuencia de una onda u ola se mide del punto más alto al siguiente; se dice, de cresta a cresta.
El gráfico anterior es una zoncera científica, esta foto que sigue es un ejemplo perfecto de una onda, sus crestas y valles, y la frecuencia o energía transportada:


Otra medida posible es la longitud de esa ola/onda. En física se le llama lambda (λ). A mayor frecuencia, menor longitud de onda (λ). Por ejemplo, si me baño dos veces por día (mayor frecuencia), lo hago cada 12 horas (menor cantidad de horas). Vea una bandera flamear, cuando hay poco viento ondea lenta, cansina, una o dos fluctuaciones en todo su largo; más, cuando el viento sopla bravo, con gran energía, ella ondea con frenesí, casi extendida pues su flamear es muy corto y rápido, apenas lo vemos.

Así, hablando sobre la luz o energía visible, a cada longitud de onda (λ) le corresponde un color.
¿Ha visto usted un arco iris? Allí hay 5 o 6 colores que surgen de la descomposición de la luz blanca. Ella está formada por ondas de distintas λ (longitudes de onda), nosotros le llamamos colores. Decir: “tengo un auto rojo” es mucho más fácil que decir “tengo un auto cuya pintura refleja aquellas ondas eem de 620nm de longitud”.

Los átomos se unen y se crean dentro de las estrellas. Estos átomos nuevos informan de su cambio al universo en ondas eem que salen del astro en todas las direcciones del espacio y, luego de viajar por billones y billones de kilómetros, impactan o informan a nuestros ojos su color (y a nuestra piel, su calor).
Un sol azul emite energía visible (luz) en ondas de 480nm. Cuando la temperatura de superficie es menor, las ondas eem tienen menor frecuencia, menor energía, mayor longitud λ. Estos son los soles rojos, emiten en ondas de 600 y pico nano-metros de longitud.

Saber leer el espectro electro magnético es vital a la hora de observar y estudiar el cielo, pues estamos leyendo su temperatura, la cual guarda una relación directa con el tamaño y el paso evolutivo de dicho objeto.

Veamos otro ejemplo: en la ciudad hay lámparas, unas brillan azules y otras con un color cálido, algo naranja. Aquí, el color varía porque unas están cargadas con mercurio y otras con sodio. Ambas funcionan a raíz de la alta temperatura del gas, pero diversos gases emiten luz a diversa longitud de onda, es decir, diverso color. Así, obtenemos un dato más de las estrellas con solo observar su eem: su composición química.

Las pajaritas hacen lo mismo al elegir a su pareja en función del color de su plumaje, y muchos insectos, y algunas féminas, las que eligen a sus consortes de entre los que conduzcan un coche deportivo, cuya chapa refleje luz a 690 manómetros, es decir, rojo¡¡¡¡¡¡¡