viernes, 16 de mayo de 2014

El Mensajero de los Dioses

Mercurio, el Mensajero de los Dioses


Mercurio es el planeta más cercano al sol y el penúltimo de los visibles a simple vista en nuestra serie para El Observador. Nos quedan en el tintero la casa que habitamos –la Tierra- y los gigantes gaseosos Urano y Neptuno, visibles con telescopios de aficionado. Hablaremos de ellos en próximas notas.


Mercurio -el mensajero, el escanciador, el que da de beber ambrosía a los Dioses- gira en torno al sol en la menor órbita del sistema (Ambrosía es un elixir que da inmortalidad y alimenta a los Dioses en la pintoresca mitología europea).

La fuerza de gravedad entre dos cuerpos es tanto mayor cuanto menor distancia los separe. Esta relación es la que imprime las velocidades con que corremos por las órbitas espaciales. La Tierra, a 150 millones de kilómetros de sol, viaja por el vacío a 30 kilómetros por segundo; Venus, sito más cerca, a 35 km/s; Mercurio, el más próximo, vuela a casi 48 km/s. Así, este planeta poco más grande que la Luna tiene el menor año del sistema, la mayor velocidad orbital, y la órbita más elíptica (con mayor excentricidad). Recordemos que las órbitas de los astros no son circulares sino círculos achatados llamados elipses y que la excentricidad define que tan achatada está una elipse.

Este planeta tiene un núcleo metálico fundido -como el nuestro- que genera un importante campo magnético. Mercurio es el planeta más denso del sistema después de la Tierra. Denso quiere decir que su relación peso/volumen es alta. Este es un concepto curioso, muchas veces incomprendido durante el colegio. El peso de un cuerpo NO depende de él mismo –a tranquilizarse, la balanza no nos acusa, no habla de nosotros- sino de la relación entre nuestra masa y la masa del planeta que pisamos. En cambio, la densidad sí es algo nuestro, nos pertenece. Un hombre musculoso puede ser mucho más denso que un hombre obeso, aunque el obeso pese más que el musculoso. Lo mismo sucede al comparar una esfera de telgopor con una pequeña bala esférica. Pueden o no tener las mismas dimensiones o pesos, se intuye que el acero es muy nutrido, es muchísimo más denso que el telgopor.
Mercurio es muy denso. Esto indica que posee un alto grado de metales y silicatos. Como siempre, la explicación yace en las colisiones planetarias. Sin duda, este planeta ha sufrido tremendos choques, los cuales han despojado al viajero de sus capas externas, menos densas. Así, el núcleo (metálico) predomina con respecto a la corteza y manto (silicatos).

Mercurio es visible solo cuando su órbita lo sitúa en una posición apartada del sol -desde nuestra perspectiva- llamada elongación; por las mañanas brilla antes del Sol y por la tarde apenas después del ocaso. Esto hace que, al igual que Venus, Mercurio fuera llamado estrella de la mañana y estrella de la tarde por los pueblos menos cautos en cuestiones astrales. En los atardeceres de fines de mayo habrá sido visible en el oeste de Chabás, muy bajo sobre el horizonte y apenas después de que el sol se hubiese puesto; luego, será visible en especial durante los amaneceres a mediados de Julio, si echas ojos sobre le horizonte opuesto, hacia el este, hacia donde yo escribo estas notas, sorbiendo mínimas gotas de mi ambrosía, la alegría de vivir rodeado de los que quiero.



Sergio