martes, 29 de julio de 2014

La Tumba de las Luciérnagas

La Tumba de las Luciérnagas
Isao Takahata



Isao Takahata es director de cine y se especializa en animé. El animé es un género artístico que consiste en crear filmes de dibujos animados. Algo así como lo que hizo nuestro García Ferré, pero justo lo contrario. García Ferré creó unos dibujos que avalan el orden liberal (Superhijitus solo combate el crimen, nunca la pobreza en la que él mismo vive), la mano dura (te voy a hacer repimporotear en el calabozo, advierte el Comisario cada vez que apresa a alguno) y las prerrogativas de la riqueza defendida por el gatillo fácil (el infeliz de Oaky, que ni madre tiene); el único personaje más o menos humano, Larguirucho, es un pavote (jujujajujaju, exclama, así lo apaleen o lo alaben). Isao, por el contrario, y cual su compatriota Hadayo Miyazaki, exalta la infancia, los seres maravillosos, las leyendas y tradiciones, y sus más oscuros horrores. Al hacerlo, denuncia la realidad del sistema dentro del cual nos movemos con la mayor complacencia, así sea que exterminen un pueblo (el palestino), un país (el haitiano), o dos ciudades en dos segundos.


El 6 y el 9 de agosto de 1945, Hiroshima y Nagasaki fueron arrasadas por sendas bombas nucleares tan solo para que el estado norteamericano pudiera decir al mundo: ¿Ven? Esto somos, esto podemos, y, sépanlo: nunca nadie nos detendrá pues ¡somos el mal absoluto!*

En el ´45, la segunda guerra mundial estaba terminada, Alemania vencida y ocupada, y Japón, que por falta de bombas estrellaba sus aviones con sus pilotos Kamikaze contra los destructores yankis, era regada cada noche por miles y miles de galones de keroseno que, al arder, le reducía a cenizas, ya.


La guerra estaba perdida por los malos, dije y así era, pero el presidente del estado norteamericano debía erigirse por sobre los aliados.  Harry Truman tomó la decisión de arroyar sobre las ciudades japonesas dos bombas basadas en la desintegración encadenada de átomos de uranio sintetizado.



¿Qué es el uranio sintetizado?
¿Qué es una reacción en cadena?
¿Cómo unos pocos kilos de materia pueden transformarse en energía suficiente para devastar en un segundo diez kilómetros cuadrados de edificios, casas, puentes, hospitales, plazas, escuelas y museos?

Estas preguntas se responden con la ciencia pero ¿puede uno hablar de ciencia cuando ochenta mil viejos, mujeres y niños fueron desintegrados en un segundo, y ciento veinte mil civiles más fueron muertos por quemaduras y cáncer pocos meses o años después?

En contra de lo que opinó alguno, sobre que no puede escribirse después del horror, Isao Takahata, con sus hermosos dibujos, pudo contarnos sobre la muerte llovida del cielo, metáfora de los infiernos en dos segundos, en su excelente y desgarradora película La Tumba de las Luciérnagas”.





* los milicos de la época, responsables del ataque, declararon que esta era una medida sicológica contra Japón, que eso era un mensaje, el más concluyente.

viernes, 16 de mayo de 2014

El Mensajero de los Dioses

Mercurio, el Mensajero de los Dioses


Mercurio es el planeta más cercano al sol y el penúltimo de los visibles a simple vista en nuestra serie para El Observador. Nos quedan en el tintero la casa que habitamos –la Tierra- y los gigantes gaseosos Urano y Neptuno, visibles con telescopios de aficionado. Hablaremos de ellos en próximas notas.


Mercurio -el mensajero, el escanciador, el que da de beber ambrosía a los Dioses- gira en torno al sol en la menor órbita del sistema (Ambrosía es un elixir que da inmortalidad y alimenta a los Dioses en la pintoresca mitología europea).

La fuerza de gravedad entre dos cuerpos es tanto mayor cuanto menor distancia los separe. Esta relación es la que imprime las velocidades con que corremos por las órbitas espaciales. La Tierra, a 150 millones de kilómetros de sol, viaja por el vacío a 30 kilómetros por segundo; Venus, sito más cerca, a 35 km/s; Mercurio, el más próximo, vuela a casi 48 km/s. Así, este planeta poco más grande que la Luna tiene el menor año del sistema, la mayor velocidad orbital, y la órbita más elíptica (con mayor excentricidad). Recordemos que las órbitas de los astros no son circulares sino círculos achatados llamados elipses y que la excentricidad define que tan achatada está una elipse.

Este planeta tiene un núcleo metálico fundido -como el nuestro- que genera un importante campo magnético. Mercurio es el planeta más denso del sistema después de la Tierra. Denso quiere decir que su relación peso/volumen es alta. Este es un concepto curioso, muchas veces incomprendido durante el colegio. El peso de un cuerpo NO depende de él mismo –a tranquilizarse, la balanza no nos acusa, no habla de nosotros- sino de la relación entre nuestra masa y la masa del planeta que pisamos. En cambio, la densidad sí es algo nuestro, nos pertenece. Un hombre musculoso puede ser mucho más denso que un hombre obeso, aunque el obeso pese más que el musculoso. Lo mismo sucede al comparar una esfera de telgopor con una pequeña bala esférica. Pueden o no tener las mismas dimensiones o pesos, se intuye que el acero es muy nutrido, es muchísimo más denso que el telgopor.
Mercurio es muy denso. Esto indica que posee un alto grado de metales y silicatos. Como siempre, la explicación yace en las colisiones planetarias. Sin duda, este planeta ha sufrido tremendos choques, los cuales han despojado al viajero de sus capas externas, menos densas. Así, el núcleo (metálico) predomina con respecto a la corteza y manto (silicatos).

Mercurio es visible solo cuando su órbita lo sitúa en una posición apartada del sol -desde nuestra perspectiva- llamada elongación; por las mañanas brilla antes del Sol y por la tarde apenas después del ocaso. Esto hace que, al igual que Venus, Mercurio fuera llamado estrella de la mañana y estrella de la tarde por los pueblos menos cautos en cuestiones astrales. En los atardeceres de fines de mayo habrá sido visible en el oeste de Chabás, muy bajo sobre el horizonte y apenas después de que el sol se hubiese puesto; luego, será visible en especial durante los amaneceres a mediados de Julio, si echas ojos sobre le horizonte opuesto, hacia el este, hacia donde yo escribo estas notas, sorbiendo mínimas gotas de mi ambrosía, la alegría de vivir rodeado de los que quiero.



Sergio



lunes, 17 de marzo de 2014

El Señor de los anillos

El Señor de los anillos

Marzo nos mostró un Marte luminoso, faldero de la estrella Spica. Abril no quiere quedarse atrás y por ello nos trae a Cronos, dios griego del tiempo, a quién conocemos con su nombre latino, Saturno.
En astronomía los nombres muestran el derrotero que el pensamiento tuvo que seguir para llegar hasta nuestros libros: Babilonia, Grecia, Roma, Arabia, España, al fin América. Es una historia de guerras y matanzas que narra la supremacía de una lengua sobre la otra; es la historia del hombre, si quieres.
Saturno es el más lejano de los planetas visibles a ojo desnudo; él completa la lista de astros que dio nombre a los días de la semana: Sol, domingo (sunday); Luna, lunes; Marte, martes; Mercurio, miércoles; Júpiter (Jove), jueves; Venus, viernes; Saturno, sábado. Si te intriga el orden dado, me escribes y te cuento el por qué.
Saturno es el segundo astro gaseoso en tamaño pero su característica principal son los anillos, visibles con cualquier óptica. Solemos decir los aficionados que este planeta es el  mejor vendedor de telescopios. Cualquiera que le observe cae seducido al instante; muchas veces me han dicho a modo de broma ¡Vos tenés una figurita, ahí adentro! Reproche que ya había sufrido Galileo, en 1609 –solo que al él se lo decían en serio.
Cuando los anillos de Saturno fueron vistos por primera vez, fueron descriptos como “orejas”. Hubo que esperar varios años a que su naturaleza pudiera ser explicada. Ellos están formados por guijarros, polvos y hielos, y se cree que están allí por desintegración de antiguos satélites por las fuerzas de marea del planeta. Por dar un ejemplo, la fuerza gravitatoria de la Luna causa sobre la Tierra el movimiento de los mares (mareas). Cuando la relación de fuerzas es tan grande, y si los satélites se acercan más allá de un cierto límite, esas mareas fortísimas pueden destruirlo, lo cual generaría el anillo de rocas circundante.
La foto que sigue es de mi amigo Aldo Kleiman, artista rosarino. 
Gracias, Aldo.

Ya los babilonios habían medido el periodo de traslación de nuestro personaje -30 años nuestros- el mayor del sistema conocido (Urano y Neptuno fueron descubiertos mucho después, debido a telescopios y matemáticas más complejas). Acaso por lo parsimonioso, los griegos le asociaron con el tiempo. En su mitología, Cronos crea el devenir pues separa el cielo -Uranos- de la Tierra –Gea-, lo cual da lugar a que esta última sea habitada.
Cuando le observamos con telescopio, una vez que superamos la sorpresa y la belleza de sus anillos, pronto notamos dos detalles. El primero, que su disco está achatado. Por ser gaseoso y por girar tan rápido sobre sí (tiene un día menor a 10 horas), Saturno es mucho más ancho que alto. El segundo detalle es la presencia de sus lunas, entre las cuales destaca Titán.
Titán incentiva a todo científico. Ya una sonda se posó sobre él y nuevas misiones están en desarrollo. Así como el ozono que cubre la Tierra es fruto de la vida, sobre Titán hay una atmósfera que susurra sorpresas. En ese satélite hay mares y hay atmósfera. Claro que esos mares no son de agua ni hay oxígeno en su “aire” pero, piensen un poco: ¿había agua sobre la Tierra que dio inicio a la vida? ¿Había oxígeno en aquella vieja atmósfera, antes de que evolucionaran las plantas, es decir la clorofila, la máquina que crea oxígeno en base a energía solar?

Muchos son los mundos candidatos a albergar formas de vida: Marte, Europa… Titán va a la cabeza.