Isao Takahata
Isao Takahata es director de cine y se especializa en
animé. El animé es un género artístico que consiste en crear filmes de dibujos
animados. Algo así como lo que hizo nuestro García Ferré, pero justo lo
contrario. García Ferré creó unos dibujos que avalan el orden liberal (Superhijitus
solo combate el crimen, nunca la pobreza en la que él mismo vive), la mano dura
(te
voy a hacer repimporotear en el calabozo, advierte el Comisario cada
vez que apresa a alguno) y las prerrogativas de la riqueza defendida por el
gatillo fácil (el infeliz de Oaky, que ni madre tiene); el único personaje más
o menos humano, Larguirucho, es un pavote (jujujajujaju, exclama, así lo
apaleen o lo alaben). Isao, por el contrario, y cual su compatriota Hadayo
Miyazaki, exalta la infancia, los seres maravillosos, las leyendas y
tradiciones, y sus más oscuros horrores. Al hacerlo, denuncia la realidad del sistema
dentro del cual nos movemos con la mayor complacencia, así sea que exterminen
un pueblo (el palestino), un país (el haitiano), o dos ciudades en dos segundos.
El 6 y el 9 de agosto de 1945, Hiroshima y Nagasaki fueron
arrasadas por sendas bombas nucleares tan solo para que el estado norteamericano
pudiera decir al mundo: ¿Ven? Esto somos, esto podemos, y, sépanlo: nunca
nadie nos detendrá pues ¡somos el mal absoluto!*
En el ´45, la segunda guerra mundial estaba terminada,
Alemania vencida y ocupada, y Japón, que por falta de bombas estrellaba sus
aviones con sus pilotos Kamikaze contra los destructores yankis, era regada
cada noche por miles y miles de galones de keroseno que, al arder, le reducía a
cenizas, ya.
La guerra estaba perdida por los malos, dije y así
era, pero el presidente del estado norteamericano debía erigirse por sobre los
aliados. Harry Truman tomó la decisión
de arroyar sobre las ciudades japonesas dos bombas basadas en la desintegración
encadenada de átomos de uranio sintetizado.
¿Qué es el uranio sintetizado?
¿Qué es una reacción en cadena?
¿Cómo unos pocos kilos de materia pueden transformarse
en energía suficiente para devastar en un segundo diez kilómetros cuadrados de
edificios, casas, puentes, hospitales, plazas, escuelas y museos?
Estas preguntas se responden con la ciencia pero
¿puede uno hablar de ciencia cuando ochenta mil viejos, mujeres y niños fueron desintegrados
en un segundo, y ciento veinte mil civiles más fueron muertos por quemaduras y
cáncer pocos meses o años después?
En contra de lo que opinó alguno, sobre que no puede
escribirse después del horror, Isao
Takahata, con sus hermosos dibujos, pudo contarnos sobre la muerte llovida
del cielo, metáfora de los infiernos en dos segundos, en su excelente y
desgarradora película “La Tumba de las Luciérnagas”.
* los milicos de la época, responsables del ataque, declararon
que esta era una medida sicológica contra Japón, que eso era un mensaje, el más
concluyente.